CompartirMuchas vueltas ha dado nuestro enólogo por el viñedo, por bodega (¡y sin duda también en la cama!) sopesando todas las posibilidades que ofrecen las 80 ha de La Legua, diseñando y preparando nuevas elaboraciones que reflejen la diversidad de cada parcela en la que está dividida la finca.
Porque el vino nace ante todo en la viña, supeditado irremediablemente y por fortuna a la tierra, a la composición del suelo, a la altitud, a la exposición al sol, al viento, a la lluvia, a las heladas, a la niebla… y porque todos estos factores difieren de una parcela a otra, haciendo que cada vino sea único y diferente.
A su llegada a bodega, en 2013, Carlos Ayala se propuso firmemente el objetivo de sacar lo mejor de cada una de ellas. Y en esas le tenemos.
Confiamos en que lo consiga y les dé su toque personal, el que caracteriza a todos sus vinos: vinos limpios, directos, equilibrados, complejos y a la vez descomplicados. Parece difícil pero para él no hay secretos.
En fin, 2017 nos deparará sorpresas, (¡varias!) y todas muy ricas… Ahí queda eso.
