GASTRÓNOMOS DE CYL CON EL #ROSADOENRAMA DE CIGALES
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El rosado en rama de Cigales vuelve a ser noticia. El sábado 12 de diciembre, una representación de bodegas de la D.O. Cigales presentó sus rosados en rama 2015 ante los miembros de la ACADEMIA CASTELLANO LEONESA DE GASTRONOMÍA. Ya es el segundo año que los miembros de la Academia gastronómica sienten curiosidad e interés por conocer los rosados de Cigales en rama, esto es, rosados acabados pero aún sin filtrar ni estabilizar. Una curiosa cata que permite aguzar los sentidos y poner a prueba la imaginación. En esta ocasión, el escenario fue la Hospedería Concejo en Valoria la Buena, miembro de la RUTA DEL VINO DE CIGALES, como las cinco bodegas participantes en el evento: CONCEJO, HIRIART, HIJOS DE FÉLIX SALAS, CÉSAR PRÍNCIPE y LA LEGUA.  Abrió el acto el presidente de la Academia, don Julio Valles, anunciándolo como antesala y ensayo de lo que pretende convertirse en una presentación institucional del rosado en rama de Cigales abierta al público vallisoletano. Don Pascual Herrera, presidente del Consejo Regulador de Cigales, ensalzó la cata de los vinos en rama como un modo de conocer más y mejor los vinos, en su estadio más puro de diamante en bruto (aún algo toscos en nariz y sin tallar en boca). Habló del clarete y del rosado, que después de tantas idas y venidas, resulta que ahora, tanto monta. Se habló de Cigales, de su idiosincrasia y su carácter genuino dentro de la diversidad de sus bodegas y sus vinos. Una diversidad que sin duda quedó reflejada en la cata de los cinco rosados nuevos de 2015, catados por orden creciente de intensidad de color: 7L ROSADO DE UNA NOCHE de La Legua; HIRIART rosado de Bodegas Hiriart; CLARETE DE LUNA de César Príncipe; VIÑA PICOTA de Hijos de Félix Salas y CARREDUEÑAS de Concejo. Elegantes, seductores, aromáticos, amplios, golosos, largos… para todos los gustos y de todos los colores… Las bodegas invitaron a los asistentes a descubrir la Ruta del Vino de Cigales – fantástica y completa ruta cultural, enoturística y gastronómica–, a rendirse a los encantos del rosado– de los nuevos rosados y de los claretes de siempre– y a hacer apología de Cigales, en las barras y en las mesas, saboreándolo en solitario o acompañándolo de los lechazos de la tierra. El objetivo último de la cata es sin duda incitar a pasar al siguiente paso: disfrutar de estos mismos vinos en la calle, ya filtrados y vestidos, más brillantes, más francos y más persistentes pero sin perder un ápice de la originalidad y de la frescura de las que hacían gala ya en rama.