Dentro del programa de actividades de primavera que se desarrollan en el incomparable marco del monasterio de Santa María de Palazuelos (Cabezón de Pisuerga, Valladolid), los vinos de La Legua han tenido su momento de gloria.
Pero no se han lucido solos, lo han hecho ensalzados por los quesos de Campoveja en una cata maridaje formada por cuatro parejas a cual más convincente.
Dos Tempranillo, La Legua roble y La Legua joven, acompañaron a los quesos curado y semicurado. Una unión clásica donde las haya que siempre acierta.
Más atrevida fue la apuesta de maridar La Legua Garnacha y 7L Rosado de una Noche con un queso ahumado y uno de corteza lavada. Sorprendente resultado que dejó boquiabierto a más de un asistente, incluido nuestro Gonzalo que no deja de asombrarse de lo sociables que son nuestros vinos y de las buenas migas que hacen.
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